Creatividad y más creatividad, es todo lo que necesitas si cuentas con un pequeño salón y quieres decorarlo de una manera agradable y cómoda. Actualmente, muchas son las personas que se enfrentan a este tipo de situaciones, donde la vida en la ciudad y los precios tan elevados de los apartamentos, nos obligan a convivir en espacios reducidos que debemos saber optimizar al máximo.
No obstante, los salones pequeños ofrecen otro tipo de ventajas, como esa sensación irremplazable de calidez y acogimiento o el hecho de que no necesitamos consumir demasiado tiempo en labores de limpieza y organización.
Al respecto de la organización en nuestro salón, esta es una cuestión que muchas personas solventan adoptando estilos más propicios como el minimalismo o el Feng Shui, cuyos conceptos nos proveerán de buenas ideas en cuanto a distribución y elección de colores, para lograr un ambiente funcional y confortable.
El primer consejo que queremos proponerte es acerca de los colores. Nada estimula mejor la sensación de holgura y espacio que los colores claros. El blanco es el rey indiscutible, aunque también puedes considerar otras variantes como el marfil, el gris perla, o el blanco roto. Las tonalidades pastel también son bien recibidas, sobre todo si cuentas con suficiente iluminación dentro de la estancia.
Por consiguiente, nada de colores oscuros, y si quieres aportar un toque alegre, escoge la pared que mayor incidencia de luz solar reciba. Del mismo modo, puedes aprovechar las rayas verticales para ganar en anchura (o las verticales para que la habitación luzca más alta), o continuar la tonalidad de las paredes hacia el techo. En caso que poseas una estancia estrecha y alargada puedes decorar la pared del fondo con un color oscuro para resaltar el efecto.
Conjuntamente a la elección de los colores, la iluminación no puede pasar por alto. Los espacios alumbrados adecuadamente añaden mayor sensación de amplitud, por lo que debes procurar la entrada de luz natural tanto como te sea posible. Utiliza cortinas traslúcidas o estores ligeros y duplica la intensidad de la claridad con la presencia de espejos en el salón.
Comenzaremos hablando del rey de los salones, el sofá. Para elegir un buen sofá, debes estar consciente del espacio con el que cuentas, y buscar la versatilidad siempre que te sea posible. Por ejemplo, el sofá cama, o las camas “Palet” y las literas, son una opción más que propicia para los espacios pequeños, al igual que las mesas extensibles para el caso del comedor.
En este aspecto la distribución también es fundamental. Nunca coloques el sofá a menos de tres metros con respecto al televisor y elige muebles que no posean brazos o sean estos muy estrechos. También puedes concebir un sofá en forma de L, o incluso un chaise-longue si el espacio lo permite, y así ganar en comodidad y simetría, o servirte de él para dividir dos secciones del hogar.
Para el resto del mobiliario, puedes disponer de una mesa pequeña en el centro, lo suficientemente funcional como para permitir almacenar objetos o desplegar bandejas retráctiles. También te interesará que sea redonda, para ganar espacio a su alrededor. Otro truco que te vendrá a bien, es utilizar muebles transparentes como mesas o sillas que además de brindar una genial sensación, también transmiten desahogo y amplitud.
Además de todo lo anterior, tendrás a tu disposición el espacio de las paredes para colocar muebles volados, como libreros y estantes. De esta manera podrás aligerar la estancia, y conseguir un aspecto muy funcional dentro de ella. Las baldas que elijas deben mostrar el mismo color de la pared y no poseer bordes cerrados en los costados.
Finalmente, puedes valorar el uso de cestas o maletas para guardar aquellos objetos que no deseas que permanezcan a la vista de todos. En este orden, los baúles pueden llegar a ser muy prácticos para aprovechar aquellos espacios bajo otros muebles. De igual manera, las esquinas, o la sección entre dos puertas de la habitación albergan una oportunidad extra para aprovechar el espacio.
La teoría ha demostrado que la percepción del espacio está determinada por los objetos que la integran. En otras palabras, a una habitación pequeña, corresponderán muebles y objetos pequeños. También puedes escoger un centro en la habitación, digamos el sofá, y acompañarlo de mesas y sillas más pequeñas para lograr un equilibrio acertado.
Conjuntamente, puedes jugar con la perspectiva y tratar las paredes y los muebles del fondo con colores neutros, a la vez que refuerzas con texturas los más próximos. De manera similar, despeja los ventanales para conjugar la vista exterior con la interior, y ganar una falsa sensación de amplitud.
Se ha demostrado además que la vista percibe más largos los objetos horizontales que los verticales, aun cuando presentan iguales dimensiones. Aprovechando esta característica, los estantes o muebles en horizontal serán más propicios que los verticales para habitaciones pequeñas. Si además incluimos cortinas a gran altura, el truco logrará un efecto mucho más pronunciado.